Desde que nacen nuestros hijos les damos mucho cariño. Creamos un fuerte lazo con ellos, los rodeamos de un entorno seguro, libre de peligros. Donde se sienten respetados y amados. Desde muy temprana edad van formando su personalidad, en lo que tenemos un papel fundamental los padres.

Con nuestra dedicación les enseñamos a que sean niños independientes y autónomos. Convirtiéndolos en pequeños exploradores. Lo que les permitirá aprender y adaptarse mejor al mundo que les rodea.

¿Por qué es tan importante potenciar la autonomía en nuestros hijos?

Fortalecer la autonomía de nuestros hijos es primordial. Serán capaces de realizar solos tareas y actividades básicas de la vida cotidiana. Realizar actividades propias para su edad, les lleva a que sean niños más creativos y con más iniciativa. Se sienten más seguros de sí mismos, toman sus propias decisiones, aprenden con mayor facilidad y suelen ser niños muy amistosos.

En cambio, un niño poco autónomo tiende a ser dependiente. Con poca confianza en sí mismo. Por lo general son niños inseguros y retraídos, pueden presentar dificultad con su autoestima, tener problemas de aprendizaje y de relación con los demás.

Si potenciamos la autonomía en nuestros hijos, les ayudaremos a que crezcan con buena autoestima y estarán mejor preparados para resolver las diferentes situaciones a las que se van a enfrentar en la vida.

¿Qué podemos hacer para fomentar su autonomía?

Los niños por naturaleza, son imitadores. Alrededor de los 3 años ya quieren hacer las cosas que ven hacer a los mayores. Aprovecha esa iniciativa para enseñarles ciertas tareas que pueden ir haciendo de forma independiente.

Existe una tabla inspirada en el Método Montessori, que refleja por edades las tareas domésticas recomendadas que pueden ir realizando por sí solos. Aunque es sabido que no todos los niños de una misma edad, tienen igual nivel de desarrollo y capacidad de aprendizaje. Aun así nos puede servir de guía.

Ayudar a los niños a ser más autónomos no es tan complicado como parece. Básicamente se trata de permitirles tomar decisiones y asumir responsabilidades que estén acorde a su edad. Como son recoger sus juguetes, ordenar sus pertenencias, comer sin ayuda, elegir su ropa y vestirse solos … 

Hay que ser conscientes que las primeras veces que se enfrenten a una nueva tarea, no la van a hacer perfecta. Tenemos que permitirles que se equivoquen. Es importante valorar su esfuerzo, para que no se sientan frustrados ante el error. 

Otro aspecto esencial es que debemos dejar que se tomen su tiempo para realizar sus actividades. Que las hagan a su ritmo y sin prisas. En numerosas ocasiones los adultos preferimos hacer las tareas, ya que tardamos menos en realizarlas. Pero no nos damos cuenta que estamos conspirando contra su autonomía. Recuerda que para adquirir cualquier habilidad, se necesita práctica y tiempo. Así que sé paciente y dale la oportunidad al niño que se vaya ejercitando en las actividades diarias.

Podemos lograrlo si nos guiamos en estos tres puntos.

– Primeramente debemos mostrarles cómo hacer las cosas, explicarles de forma clara y sencilla, acorde a su edad.

– Debemos permitir que lo intenten ellos, y en caso de no lograrlo, valorar su esfuerzo y motivarles para que vuelvan a intentarlo.

– Y finalmente, elogiar sus aciertos, pero evitando las alabanzas exageradas.

Para motivar a los niños debemos hacer que estas tareas sean lo más divertidas posible, para lograrlo podemos utilizar el juego como herramienta de aprendizaje, de esta manera despertarás su interés.

Hay que recordar que para fomentar la autonomía en edades tempranas no debemos caer en extremos: se inicia una etapa en que deben comenzar a hacer algunas tareas por sí solos, pero tampoco debemos exigirles demasiado, pues aún son pequeños. Debemos hacerlo de manera gradual, con mucha paciencia y perseverancia.